El deseo de ser trascendental encubre un acto egoísta, un sueño tierno e inocente en el que sin darse cuenta lo que más importa es uno mismo, pues busca estar presente e influir en otras personas, tal vez existe un sentimiento de superioridad y narcicismo creyendo poseer características envidiables como para que debiesen ser compartidas con las demás. En otras palabras es una colonización en el tiempo, imponer algo que ya no existe mientras se ve como una figura relevante.
Pero es comprensible, el ser recordado es lo mas cercano a seguir viviendo después de la muerte.
- LeCast